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Informe inédito sobre Casas Viejas

Testimonio de un guardia de Asalto acerca de los sucesos que cambiaron la Historia de España

Informe inédito sobre Casas Viejas

Informe inédito sobre Casas Viejas

Testimonio de un guardia de Asalto acerca de los sucesos que cambiaron la Historia de España


Casas Viejas, junto a Arnedo, Yeste y Castilblanco, paradigma de lo que
después fue la represión franquista, es lugar frecuentado por los
historiadores que se ocupan de interpretar los prolegómenos de la Guerra
Civil. Se seguirá escribiendo sobre esta localidad gaditana que pagó
anticiparse a un futuro que, probablemente, nunca llegue, donde unos
ejemplifican la utopía ácrata, otros la ejecución de un plan posibilista y
muchos más la desmemoria interesada sobre hechos y personas que vivieron, tal
vez, en tiempo y lugar equivocados. Hasta ahora inédito el informe que ahora
se publica, su importancia radica en que fue escrito por un testigo directo de
buena parte de los sucesos que acontecieron en aquella infausta aldea,
teniendo el triple valor de que el narrador pertenecía como profesional
(guardia de Asalto) al bando que se aprestó a sofocar la intentona, a que su
redacción se debió al deseo de dejar por escrito su testimonio, sin que en
ningún momento se lo requiriesen, y a que su trayectoria militar fue, durante
toda su vida, impecable. Breve e intenso, el escrito -que titula «Al margen de
un viaje en auto»- rezuma franqueza, aportando interesantes datos de primera
mano que enriquecen las versiones hasta ahora circulantes. Entre todos ellos
sobresale la presencia en Casas Viejas, casi desde el primer momento y, por
supuesto, durante la quema de la casa de Seisdedos y -ya más dudoso- de los
fusilamientos que siguieron, de un delegado del gobernador civil de Cádiz,
dando idea que, en definitiva, el gobierno de la nación estaba al tanto de
cuanto ocurría allí y que, si el asunto se le fue de las manos, el grado de
responsabilidad en los hechos debía comenzar, primeramente, por las
autoridades políticas, quienes lograron al principio persuadir a la opinión
pública y a los jueces de que el capitán Rojas (el mando militar de mayor
graduación allí desplazado) debía ser el único en cargar con la culpa de
aquellos crímenes, quedando demostrado que su salvaje actuación fue en
connivencia o complicidad, al menos en omisión, con la autoridad política
provincial y nacional.

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Casas Viejas, junto a Arnedo, Yeste y Castilblanco, paradigma de lo que
después fue la represión franquista, es lugar frecuentado por los
historiadores que se ocupan de interpretar los prolegómenos de la Guerra
Civil. Se seguirá escribiendo sobre esta localidad gaditana que pagó
anticiparse a un futuro que, probablemente, nunca llegue, donde unos
ejemplifican la utopía ácrata, otros la ejecución de un plan posibilista y
muchos más la desmemoria interesada sobre hechos y personas que vivieron, tal
vez, en tiempo y lugar equivocados. Hasta ahora inédito el informe que ahora
se publica, su importancia radica en que fue escrito por un testigo directo de
buena parte de los sucesos que acontecieron en aquella infausta aldea,
teniendo el triple valor de que el narrador pertenecía como profesional
(guardia de Asalto) al bando que se aprestó a sofocar la intentona, a que su
redacción se debió al deseo de dejar por escrito su testimonio, sin que en
ningún momento se lo requiriesen, y a que su trayectoria militar fue, durante
toda su vida, impecable. Breve e intenso, el escrito -que titula «Al margen de
un viaje en auto»- rezuma franqueza, aportando interesantes datos de primera
mano que enriquecen las versiones hasta ahora circulantes. Entre todos ellos
sobresale la presencia en Casas Viejas, casi desde el primer momento y, por
supuesto, durante la quema de la casa de Seisdedos y -ya más dudoso- de los
fusilamientos que siguieron, de un delegado del gobernador civil de Cádiz,
dando idea que, en definitiva, el gobierno de la nación estaba al tanto de
cuanto ocurría allí y que, si el asunto se le fue de las manos, el grado de
responsabilidad en los hechos debía comenzar, primeramente, por las
autoridades políticas, quienes lograron al principio persuadir a la opinión
pública y a los jueces de que el capitán Rojas (el mando militar de mayor
graduación allí desplazado) debía ser el único en cargar con la culpa de
aquellos crímenes, quedando demostrado que su salvaje actuación fue en
connivencia o complicidad, al menos en omisión, con la autoridad política
provincial y nacional.

Datos del producto

Editorial: Facediciones
ISBN: 9788499860046
Publicación: 12/2012
Formato: EBOOK PDF
DRM:
Idioma: Español

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