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El frágil absoluto

¿Por qué merece la pena luchar por el legado cristiano?

El frágil absoluto

El frágil absoluto

¿Por qué merece la pena luchar por el legado cristiano?


“Si me pidieran que describiera en una sola línea en dónde me sitúo elegiría probablemente la designación de materialista paulino”. Esta declaración del autor encuentra en El frágil absoluto su más elaborada y convincente expresión. El radicalismo del amor (agápe) en la primera Epístola a los Corintios, con sus formidables consecuencias universalizadoras, y El manifiesto comunista de Marx, visitado con una máxima energía crítica, se anudan en este texto con una profunda coherencia final. Uno de los aspectos más deplorables de nuestra época posmoderna es la reaparición de lo “sagrado”, en muy diferentes ropajes, que epitomiza el pensamiento de la New Age con su abundante floración “espiritualista”, a la que no son ajenas algunas de las más respetadas corrientes filosóficas contemporáneas. Pertenecientes a un linaje común, cristianismo y marxismo deben luchar en el mismo lado de la barricada contra el asalto de esos nuevos espiritualismos. El auténtico legado cristiano, con su traumática pretensión de absoluto, es demasiado precioso para dejarlo en manos de fundamentalistas perturbados, historicismos adaptadizos o complacencias posmodernas. La omnipresencia en esta obra del discurso lacaniano, tan sagaz y aceradamente declinado por el autor, y la prolongación del diálogo con la filosofía del idealismo alemán y, más allá de él, con Heidegger o Walter Benjamin, entre otros, no sorprenderá a los lectores habituales deZˇizˇek. Ni tampoco, a buen seguro, su incesante recurso al cine y a la literatura, sin distinción de gamas, a la anécdota política o al chiste. Esta textura reiterativa y exageradamente desenfadada “sirve como envoltura –confiesa el autor– de una frialdad fundamental, del desarrollo ‘maquinal’ de una línea de pensamiento que sigue su curso con completa indiferencia hacia la patología de las llamadas consideraciones humanas”, y opera como una suerte de instrumento de control de la exacerbada pasión crítica que suscita la visión implacable del horror. Slavoj Žižec (Liubliana, Eslovenia, 1949) es doctor en Filosofía e investigador del Instituto de Estudios sociales de Liubliana, y profesor visitante en la New School for Social Research de Nueva York. Ha sido invitado a impartir clases en universidades como SUNY Buffalo, University of Minnesota, Tulane University, New Orleans, Columbia University, New York, Princeton University y Université Paris-VIII. Es autor, entre otras obras, de: Sublime objeto de la ideología, ¡Goza tu síntoma!, Todo lo que usted quería saber sobre Lacan y nunca se atrevió a preguntarle a Hitchcock, Mirando al sesgo, Porque no saben lo que hacen, El espinoso sujeto, ¿Quién dijo totalitarismo? (Pre-Textos, 2002) y Órganos sin cuerpo. Sobre Deleuze y consecuencias (Pre-Textos, 2006). Sus libros han sido traducidos al japonés, portugués, danés y alemán, entre otros idiomas.

Sin stock 15.00 €

“Si me pidieran que describiera en una sola línea en dónde me sitúo elegiría probablemente la designación de materialista paulino”. Esta declaración del autor encuentra en El frágil absoluto su más elaborada y convincente expresión. El radicalismo del amor (agápe) en la primera Epístola a los Corintios, con sus formidables consecuencias universalizadoras, y El manifiesto comunista de Marx, visitado con una máxima energía crítica, se anudan en este texto con una profunda coherencia final. Uno de los aspectos más deplorables de nuestra época posmoderna es la reaparición de lo “sagrado”, en muy diferentes ropajes, que epitomiza el pensamiento de la New Age con su abundante floración “espiritualista”, a la que no son ajenas algunas de las más respetadas corrientes filosóficas contemporáneas. Pertenecientes a un linaje común, cristianismo y marxismo deben luchar en el mismo lado de la barricada contra el asalto de esos nuevos espiritualismos. El auténtico legado cristiano, con su traumática pretensión de absoluto, es demasiado precioso para dejarlo en manos de fundamentalistas perturbados, historicismos adaptadizos o complacencias posmodernas. La omnipresencia en esta obra del discurso lacaniano, tan sagaz y aceradamente declinado por el autor, y la prolongación del diálogo con la filosofía del idealismo alemán y, más allá de él, con Heidegger o Walter Benjamin, entre otros, no sorprenderá a los lectores habituales deZˇizˇek. Ni tampoco, a buen seguro, su incesante recurso al cine y a la literatura, sin distinción de gamas, a la anécdota política o al chiste. Esta textura reiterativa y exageradamente desenfadada “sirve como envoltura –confiesa el autor– de una frialdad fundamental, del desarrollo ‘maquinal’ de una línea de pensamiento que sigue su curso con completa indiferencia hacia la patología de las llamadas consideraciones humanas”, y opera como una suerte de instrumento de control de la exacerbada pasión crítica que suscita la visión implacable del horror. Slavoj Žižec (Liubliana, Eslovenia, 1949) es doctor en Filosofía e investigador del Instituto de Estudios sociales de Liubliana, y profesor visitante en la New School for Social Research de Nueva York. Ha sido invitado a impartir clases en universidades como SUNY Buffalo, University of Minnesota, Tulane University, New Orleans, Columbia University, New York, Princeton University y Université Paris-VIII. Es autor, entre otras obras, de: Sublime objeto de la ideología, ¡Goza tu síntoma!, Todo lo que usted quería saber sobre Lacan y nunca se atrevió a preguntarle a Hitchcock, Mirando al sesgo, Porque no saben lo que hacen, El espinoso sujeto, ¿Quién dijo totalitarismo? (Pre-Textos, 2002) y Órganos sin cuerpo. Sobre Deleuze y consecuencias (Pre-Textos, 2006). Sus libros han sido traducidos al japonés, portugués, danés y alemán, entre otros idiomas.

Datos del producto

ISBN: 9788481914672
Publicación: 03/2002
Formato: Libro papel
Idioma: Español
Número de páginas: 220

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