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Mundo libelista - Libros del mes de abril de 2018

Tu próxima novela favorita

Deja que te cuente

Deja que te cuente - Shirley Jackson

Minúscula nos trae un libro enorme: Deja que te cuente, de Shirley Jackson

«Después de largas discusiones –afirman Laurence Jackson Hyman y Sarah Hyman DeWitt en el posfacio– hemos titulado este libro Deja que te cuente, por el único trabajo inconcluso que escogimos. Decidimos incluirlo porque creemos que el personaje creado por Shirley es memorable, casi una Merricat temprana, la narradora poco fiable, con una voz única, de Siempre hemos vivido en el castillo. Creemos que el título del libro abarca todo el material que contiene, y suena casi como si Shirley se inclinara sobre el lector para hacerle una confidencia en un restaurante y le hablara en susurros por encima del cóctel de gambas. Shirley dijo en repetidas ocasiones que, cuando escribía, pretendía que el lector completara la experiencia de hacer ficción; suponía un cierto grado de conocimiento por parte de su lector, o al menos la capacidad de prestar atención, porque consideraba que el escritor y el lector formaban una sociedad. Con gran dedicación y energía, perfeccionó su talento en una gran variedad de estilos, con personajes y tramas atemporales, que han quedado grabados en el recuerdo de mucha gente. Esperamos que esta recopilación sea del agrado de sus muchos admiradores y de sus nuevos lectores en todo el mundo.»

En este libro encontramos una compilación de relatos y ensayos de la autora estadounidense. A los que leímos y disfrutamos Siempre hemos vivido en el castillo nos encantará reencontrarnos con la narrativa encantadora y "extraña" de Jackson. Aprovechamos para recomendaros otros títulos de la autora: a parte del ya mencionado Siempre hemos vivido en el castillo también podemos encontrar editados en Minúscula sus Cuentos escogidos. Añadimos a estos títulos el aterrador La Maldición de Hill House, de Valdemar Ediciones y la recién adaptación ilustrada de La Lotería, de la editorial Nórdica.

No todo es ficción

Ya sabes que volveré

Ya sabes que volveré - Mercedes Monmany

La crítica literaria y experta en literatura contemporánea europea, Mercedes Monmany, arroja luz y conocimiento sobre la vida y muerte de tres grandes escritoras en su último libro: Ya sabes que volveré, editado por Galaxia Gutenberg.

Estas tres escritoras, Etty Hillesum, Gertrud Kolmar e Irène Némirovsky, encontraron un trágico final en los abominables campos de concentración y exterminio nazis. Pero esto no es la única -ni siquiera la más importante- de sus similitudes: todas ellas se alzaron como voces claras y diáfanas en un siglo convulso y gris. Monmany hace un estudio de la vida y obra de cada una de estas escritoras, aunque en el prólogo se nos menciona a otros exponentes de la llamada Literatura del Holocausto.

Recomendamos la lectura de La madre judía, de Gertrud Kolmar, el diario escrito por Etty Hillesum y, por supuesto, Suite Francesa, de Irène Némirovsky.

Lo mejor para los más pequeños

El día que cambié a mi papá por dos peces de colores

El día que cambié a mi papá por dos peces de colores - Neil Gaiman & Dave McKean

El genial Dave Mckean -artista invitado en esta última edición del Saló del Còmic de Barcelona- une su talento con los lápices a la capacidad creativa de Neil Gaiman para traernos este magnífico título.

Pero en esta ocasión no se trata de uno de sus novelas gráficas oscuras El día que cambié a mi papá por dos peces de colores va dirigido a un público infantil, aunque conserva todo el surrealismo característico del autor británico. La imaginación de Neil Gaiman nos transporta a un mundo en el que un niño intercambia dos peces de colores con un amigo a cambio de su padre. Cuando el pequeño se da cuenta del error de su decisión e intenta deshacer el canje, se da cuenta que no será tan sencillo, embarcándose en una misión épica que le llevará a más de una aventura.

Gaiman cuenta de este modo la génesis de esta idea:

“Mi hijo, que se llama Michael o Mike ahora, pero que entonces era Mickey, estaba enfadado conmigo. Yo había dicho una de esas cosas que dicen los padres, como: “¿No es hora de que estés ya acostado?”, y él me había mirado, furioso, y me había dicho: “¡Ojalá no tuviese padre! Ojalá tuviese...”, y entonces se detuvo y pensó, intentando encontrar algo que se pudiera tener en vez de un padre. Finalmente dijo: “¡Ojalá tuviese un pez de colores!”. Y se fue a la cama dando grandes zancadas. La idea me dejó pasmado. Claro que uno debería cambiar a su padre por unos peces de colores. Parecía algo muy sensato”.
 





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