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Los fines de la educación

Los fines de la educación

Los fines de la educación


La educación se ve afectada por crisis periódicas, que se han hecho casi permanentes. Por ello se habla de continuo, y en la mayoría de los países, de reformas educativas, debido a que los sistemas educativos no responden a parte de las necesidades sociales confesadas. Esto se debe, en buena medida, a que los fines que se atribuyen explícitamente a la educación no se corresponden con lo que realmente es. La educación sirve, sobre todo, para socializar a la generación joven, como señaló Durkheim, y para producir adultos que se conformen a las normas sociales. Cuando la educación dejó de ser privilegio de unos pocos, y se extendió, en una época todavía reciente, a la mayoría de la población, ha servido prioritariamente para promover la sumisión y formar súbditos disciplinados, preocupándose mucho menos de que los escolares aprendieran a entender la realidad. La educación tiene un valor potencialmente liberador, contemplado por las clases dirigentes como un peligro. Por ello la educación arrastra hoy un pesado lastre de su pasado, que es más difícil de modificar porque no se presenta de forma patente. Sin embargo, la mayoría de las reformas propugnadas desde estamentos oficiales se formulan como cambios puramente técnicos que no abordan.' el fondo de los problemas. En este libro se examinan los fines confesados y no confesados a los que sirve la educación, y se propone que es necesario esclarecer esas funciones últimas si se quieren realizar cambios significativos. Al mismo tiempo, se esclarece la persistencia con la que resuenan las voces conservadoras que se alzan para propugnar una vuelta al pasado -lo que resulta vano- como solución de los problemas actuales y futuros, cada vez que se propone una reforma.

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La educación se ve afectada por crisis periódicas, que se han hecho casi permanentes. Por ello se habla de continuo, y en la mayoría de los países, de reformas educativas, debido a que los sistemas educativos no responden a parte de las necesidades sociales confesadas. Esto se debe, en buena medida, a que los fines que se atribuyen explícitamente a la educación no se corresponden con lo que realmente es. La educación sirve, sobre todo, para socializar a la generación joven, como señaló Durkheim, y para producir adultos que se conformen a las normas sociales. Cuando la educación dejó de ser privilegio de unos pocos, y se extendió, en una época todavía reciente, a la mayoría de la población, ha servido prioritariamente para promover la sumisión y formar súbditos disciplinados, preocupándose mucho menos de que los escolares aprendieran a entender la realidad. La educación tiene un valor potencialmente liberador, contemplado por las clases dirigentes como un peligro. Por ello la educación arrastra hoy un pesado lastre de su pasado, que es más difícil de modificar porque no se presenta de forma patente. Sin embargo, la mayoría de las reformas propugnadas desde estamentos oficiales se formulan como cambios puramente técnicos que no abordan.' el fondo de los problemas. En este libro se examinan los fines confesados y no confesados a los que sirve la educación, y se propone que es necesario esclarecer esas funciones últimas si se quieren realizar cambios significativos. Al mismo tiempo, se esclarece la persistencia con la que resuenan las voces conservadoras que se alzan para propugnar una vuelta al pasado -lo que resulta vano- como solución de los problemas actuales y futuros, cada vez que se propone una reforma.

Datos del producto

ISBN: 9788432307058
Publicación: 07/2019
Formato: Rústica
Idioma: Español
Número de páginas: 109

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