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El tesoro de los franceses

El tesoro de los franceses


"Mi cadáver se encuentra colgado boca abajo, atado por los tobillos en una fuerte rama de encina...
Como mandan los cánones de esta guerra calurosa, reseca, polvorienta e inútil, desde mi vientre abierto en canal pende sobre mi pecho y mi rostro un amasijo formado por mis propias vísceras, que ya se han hinchado y se encuentran cubiertas de moscas. En las horas que llevo aquí ya he aprendido que las moscas y otros insectos prefieren comenzar su tarea devorando ojos, encías y lengua. Otros bichos más osados llegan a penetrar por los profundos intersticios de la cabeza para dar cuenta del cerebro y de las mucosas que hallan a su paso. No estoy solo sirviendo de manjar en este festín involuntario, otros seis compañeros de armas me acompañan en tan innoble postura...
No es necesario explicar que todo cuanto los sudorosos, grasientos y cetrinos guerrilleros que nos atacaron consideraron que nos sobraba y que colgaba de nuestros cuerpos nos fue cortado o arrancado previamente en vida. Luego se lo echaron de comer a sus galgos y mastines, que, a juzgar por la prisa con que terminaron con nuestros despojos -desde las manos, las orejas y la nariz hasta los pies, por no entrar en más detalles- se podía deducir que estaban acostumbrados a tales viandas."

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"Mi cadáver se encuentra colgado boca abajo, atado por los tobillos en una fuerte rama de encina...
Como mandan los cánones de esta guerra calurosa, reseca, polvorienta e inútil, desde mi vientre abierto en canal pende sobre mi pecho y mi rostro un amasijo formado por mis propias vísceras, que ya se han hinchado y se encuentran cubiertas de moscas. En las horas que llevo aquí ya he aprendido que las moscas y otros insectos prefieren comenzar su tarea devorando ojos, encías y lengua. Otros bichos más osados llegan a penetrar por los profundos intersticios de la cabeza para dar cuenta del cerebro y de las mucosas que hallan a su paso. No estoy solo sirviendo de manjar en este festín involuntario, otros seis compañeros de armas me acompañan en tan innoble postura...
No es necesario explicar que todo cuanto los sudorosos, grasientos y cetrinos guerrilleros que nos atacaron consideraron que nos sobraba y que colgaba de nuestros cuerpos nos fue cortado o arrancado previamente en vida. Luego se lo echaron de comer a sus galgos y mastines, que, a juzgar por la prisa con que terminaron con nuestros despojos -desde las manos, las orejas y la nariz hasta los pies, por no entrar en más detalles- se podía deducir que estaban acostumbrados a tales viandas."

Datos del producto

Editorial: Almuzara
ISBN: 9788416100453
Publicación: 05/2014
Formato: EBOOK EPUB
DRM:
Idioma: Español

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