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El ferrocarril en Madrid

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En el año 1846 empezaron las obras de la primera vía férrea de nuestra ciudad, que desde su inauguración en 1851 une la ciudad con Aranjuez, a 48 kilómetros al sur. A lo largo de estos 160 años, se han ido añadiendo más y más vías y estaciones, configurando parte de los paisajes de la urbe. Los caminos de hierro han sido para Madrid, capital de la España de tierra adentro, el sistema de conexiones nerviosas que la han unido a los mares, y por ello los madrileños hemos tenido una dársena cantábrica en Príncipe Pío (luego desplazada a Chamartín), un puerto mediterraneo en la glorieta de Atocha y una suerte de embajada lusitana en el paseo de las Delicias. Estos trenes de largo recorrido tuvieron como "hermanos pequeños" a los del metro-esa otra ciudad por debajo de la ciudad- y a los de vía estrecha, ahora casi testimoniales, pero que han formado parte de las vivencias cotidianas de miles de vecinos de los Carabancheles, Vicálvaro, Móstoles, Arganda... Sobre el autor: Juan Pedro Esteve García nació en Madrid en 1975, y desde que, siendo niño, lo llevaron un día a la Casa de Campo en el "Suburbano" se reconoce como "friki" convicto y confeso de los ferrocarriles, que han discurrido en paralelo a su vida en muchas ocasiones. Ha colaborado con diversas publicaciones "treneras" de Valladolid y de Asturias, y desde 1998 pertenece a la ASAAT (Asociación de Amigos del Ferrocarril de Aranda de Duero), otra de las muchas ciudades a las que se siente vinculado. Desde 2005 pertenece a los Amigos del Foro Cultural de Madrid. En este y otros trabajos busca la manera de mostrar la "historia de Madrid vista por la puerta de atrás" con las intrahistorias de los siglos XIX y XX que muchas veces no aparecen en las crónicas al uso de la Villa y Corte. Antonio Bravo Fernandez.Su ascendencia ferroviaria determina el sentido de su vida desde su propio nacimiento (precisamente en la clínica ferroviaria de la Moncloa, en Madrid). Es entonces cuando ya se considera como santuarios toda suerte de estaciones, ferrocarriles, trenes y locomotoras. Estudia ingenieria industrial para ser útil al ferrocarril, pero por fortuna no llega a ejercer tal disciplina. Posteriormente, encuentra acomodo en el mundo de la radio, dedicándose además a su inveterada profesión de fotógrafo. Hace pinitos en la pintura y en las artes gráficas, sin descuidar una de sus aficiones mas arraigadas, el rock and roll. Venera y colecciona todo tipo de antiguedades. Su barrio lo considera hombre raro, pero amistoso.

Sin stock 12.90 €

En el año 1846 empezaron las obras de la primera vía férrea de nuestra ciudad, que desde su inauguración en 1851 une la ciudad con Aranjuez, a 48 kilómetros al sur. A lo largo de estos 160 años, se han ido añadiendo más y más vías y estaciones, configurando parte de los paisajes de la urbe. Los caminos de hierro han sido para Madrid, capital de la España de tierra adentro, el sistema de conexiones nerviosas que la han unido a los mares, y por ello los madrileños hemos tenido una dársena cantábrica en Príncipe Pío (luego desplazada a Chamartín), un puerto mediterraneo en la glorieta de Atocha y una suerte de embajada lusitana en el paseo de las Delicias. Estos trenes de largo recorrido tuvieron como "hermanos pequeños" a los del metro-esa otra ciudad por debajo de la ciudad- y a los de vía estrecha, ahora casi testimoniales, pero que han formado parte de las vivencias cotidianas de miles de vecinos de los Carabancheles, Vicálvaro, Móstoles, Arganda... Sobre el autor: Juan Pedro Esteve García nació en Madrid en 1975, y desde que, siendo niño, lo llevaron un día a la Casa de Campo en el "Suburbano" se reconoce como "friki" convicto y confeso de los ferrocarriles, que han discurrido en paralelo a su vida en muchas ocasiones. Ha colaborado con diversas publicaciones "treneras" de Valladolid y de Asturias, y desde 1998 pertenece a la ASAAT (Asociación de Amigos del Ferrocarril de Aranda de Duero), otra de las muchas ciudades a las que se siente vinculado. Desde 2005 pertenece a los Amigos del Foro Cultural de Madrid. En este y otros trabajos busca la manera de mostrar la "historia de Madrid vista por la puerta de atrás" con las intrahistorias de los siglos XIX y XX que muchas veces no aparecen en las crónicas al uso de la Villa y Corte. Antonio Bravo Fernandez.Su ascendencia ferroviaria determina el sentido de su vida desde su propio nacimiento (precisamente en la clínica ferroviaria de la Moncloa, en Madrid). Es entonces cuando ya se considera como santuarios toda suerte de estaciones, ferrocarriles, trenes y locomotoras. Estudia ingenieria industrial para ser útil al ferrocarril, pero por fortuna no llega a ejercer tal disciplina. Posteriormente, encuentra acomodo en el mundo de la radio, dedicándose además a su inveterada profesión de fotógrafo. Hace pinitos en la pintura y en las artes gráficas, sin descuidar una de sus aficiones mas arraigadas, el rock and roll. Venera y colecciona todo tipo de antiguedades. Su barrio lo considera hombre raro, pero amistoso.

Datos del producto

ISBN: 9788496470507
Publicación: 05/2011
Formato: Rústica
Idioma: Español
Número de páginas: 208

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