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Mundo libelista - Entrevistas Libelista

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"No planifico nada, las palabras van surgiendo y construyen la novela de una forma tan imprevisible que me asusta."

 

 

P: Pasados unos meses tras la vorágine de Permafrost, ¿cómo has digerido el éxito que ha conseguido? 

R: Como intento llevar una vida lo más retirada posible, creo que la he digerido bastante bien. Miro de recibir todo lo bueno que me aporta el libro con alegría y, sobre todo, con agradecimiento, dejando que pase por encima de mí sin arrastrarme.  

 

P: ¿Te veías así hace un año?

R: Vivo pensando poco en el pasado y en el futuro, me gusta vivir y disfrutar el momento presente. Hace un año no creo que pensara demasiado sobre cómo iría todo, simplemente intentaba ser feliz haciendo lo que me gustaba y compartiendo mi felicidad con la gente que quiero. 

 

P: Se han dicho muchas cosas de la novela, sobre todo buenas. ¿Crees que hay alguna cosa que no ha dicho nadie y que es importante?

R: Pues no, y desde el principio me sorprendió ver como todo lo que se dice sobre una novela, sea bueno o malo, se entrelaza y construye una especie de bosque a su alrededor. ¡Aún suerte que quien queda atrapado dentro es el libro y no yo!

 

P: Hablemos primero del título: ¿surgió antes o después de escribir la novela?

R: Mientras la escribía, en cierto momento, bastante al principio, surgió la palabra e inmediatamente vi claro que debía ser el título porque era una metáfora perfecta de la protagonista.

 

P: ¿Cuándo nace en tu interior la imagen del Permafrost para definir a tu protagonista? 

R: En el momento en el cual surge la palabra. Esto está muy relacionado con mi manera de escribir. No planifico nada, las palabras surgen y construyen la novela de una forma imprevisible que me espanta. Yo no sabía cómo era la heroína Permafrost, empezó a hablar y se me iba revelando a medida que escribía. El sentimiento del permafrost estaba ahí ya antes de encontrar la palabra.

 

 

P: El libro está repleto de imágenes literarias. Se nota mucho que hay poesía en tu escritura. 

R: Sí, supongo que me he formado como escritora haciendo poesía y es inevitable que la prosa salga impregnada. Trabajar con el lenguaje es lo que más me ha divertido de escribir la novela, y resulta que es un trabajo de poetas.

 

P: ¿Recuerdas cuándo se gestó el embrión del libro?

R: No sé si hubo embrión, concebido como una idea. Creo que empezó como un sentimiento: el de expresar cosas que llevaba dentro, de dejar hablar a una voz que había ido tomando conciencia. Hasta que un buen día me puse a escribir.

 

P: Se trata de un libro con una protagonista que en realidad son muchas protagonistas a la vez, como un caleidoscopio femenino, como todas las mujeres en realidad. Mujeres valientes, comprometidas, libres, con sus rincones oscuros y luminosos, con miedos, determinadas, con deseos y placeres.

R: Sí, estoy de acuerdo. Yo me identifico mucho con la protagonista, porque también soy todas esas que ella es, y seguramente muchas otras, y darse cuenta de esto es fantástico, hasta catárquico, porque te libera de la sensación de haber demostrado una solidez y una estabilidad que para mí son enfermizas.

 

P: ¿Por qué crees que algunos dicen que tu libro es provocador y que el personaje principal incomoda? ¿A la sociedad le espantan mujeres como la protagonista?

R: Yo no lo veo provocador y creo que se trata de un libro donde quien quiera puede encontrarse muy cómodo, porque la protagonista hace un ejercicio muy sano de ver la realidad y a sí misma tal y como es, tal y como se ve y se siente. ¿Debe ser eso, lo que incomoda? No lo sé. A mí, las mujeres como la protagonista me interesan, no me espantan. Precisamente es la sociedad la que me espanta. 

 

P: Estilo impecable y capítulos de distancias cortas que ayudan a mantener el ritmo de la novela. ¿La literatura solo en la esencia?

R: la literatura tal y como buenamente he podido acariciarla. No sabría hacerlo de otra forma.

 

P: La muerte se encuentra presente en la novela como refugio de la protagonista. Y también la soledad.

R: Creo que la soledad es el auténtico refugio; este encuentro con el yo interior que en algunos momentos necesita de la muerte para adquirir consistencia.

 

P: Y el arte como paisaje de esta historia de mujeres. ¿Qué papel tienen los hombres en todo esto?

R: ¡No tengo ni idea! ¿Sabías que fue una lectora la que me hizo notar que no había hombres en el libro? Alguno hay, como el padre, por ejemplo, pero son figuras muy secundarias, casi anecdóticas. Estoy segura que estos sucede porque vivo en un universo muy femenino.

 

P: ¿Cómo te defines como escritora?

R: Uy, no lo sé. Es que eso de las definiciones me recuerda a las etiquetas, y a mí las etiquetas me aterran. Trato de ser una escritora feliz, y lo soy precisamente porque no me defino solamente como escritora. 

 

P: ¿Vives como escribes o escribes como vives?

R: ¡Menudo acertijo! Escribo como una de las formas de vivir que, ahora mismo, me hacen feliz. 

 

P: ¿Con qué escritores y escritoras te sientes más cómoda como lectora?
R: Norteamericanos de mitad del siglo XX. Británicos de finales del siglo XIX y principios del XX. 

 

P: Después de 10 poemarios y una novela de éxito, ¿cuál es el siguiente paso en la vida literaria de Eva Baltasar?

R: La segunda novela de la trilogía que he empezado con Permafrost. Se titula Mamut.

 

P: Muchas gracias por atendernos.

R: A vosotros. ¡Hasta pronto!

 

*Fotografía cedida por el diario digital en catalán El Núvol





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