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“No basta con tener estilo, hay que tenerlo bueno, si se puede. Yo intento que el mío sea mío, luego en cada lector hay un encaje diferente y todo es subjetivo.”

 

La noche sin memoria es la cuarta novela de Jordi Ledesma después del éxito de lectores y crítica de sus trabajos anteriores. Con ella el autor decide enfrentarse a un texto complejo lleno de personajes, 3 planos temporales distintos y un estilo muy cuidado, propio del estilo del autor. Un reto literario muy ambicioso. 

 

 

P: Después de los reconocimientos que han recibido tus dos últimas novelas, ¿en qué momento literario te encuentras?

R: Creo que sigo en fase de aprendizaje, puede que me encuentre en un punto más elevado, pero todavía en crecimiento, son solo cuatro novelas. Me queda bastante por experimentar y quiero continuar probando registros y posibilidades en mi narrativa. Quiero asumir más retos tanto estructurales como estilísticos, y profundizar en la composición de imágenes y situaciones, y en su continuidad como parte de una historia. Los temas ya están todos tratados, con las tramas pasa un poco igual.

 

P: ¿Estás contento del resultado de La noche sin memoria? ¿Qué es lo que más te gusta de esta novela? 

R: Estoy muy contento con el resultado, se parece bastante a la novela que quería escribir, y eso no siempre es así. Me gusta el todo que conforma a partir de una estructura que se desdobla en tres partes. También cómo están construidos los personajes y ubicados en el mundo que es la novela: cómo se muestran sin salir de la órbita de la narración. Me gusta que no haya diálogos. Que ninguno resulte inocente. Y que en el relato solo tengan nombre los desaparecidos, a los que paradójicamente nadie recuerda.

 

P: Universo de calle canalla, mundos surtidos de droga, de vicio, de gente al límite, con un estilo narrativo impecable, párrafos hábiles, palabras exactas, destreza en el uso del lenguaje, tintes casi poéticos. ¿Podemos hablar ya de estilo literario Jordi Ledesma? ¿Cómo lo definirías tu?  

R: ¡Ostras!, cuantos halagos. El estilo y su mejora debe ser, en mi opinión, la persecución primordial del novelista, junto a muchas otras cosas, pero la apuesta estilística debe prevalecer y despuntar sobre el conjunto. A veces, o casi siempre, lo más difícil es mantener en equilibrio la apuesta de estilo a lo largo de toda una novela. Y no basta con tener estilo, hay que tenerlo bueno, si se puede. Yo intento que el mío sea mío, luego en cada lector hay un encaje diferente y todo es subjetivo. 

 

P: ¿Cómo y dónde nace la intención de escribir este libro? 

R: Este libro, como los otros, se compone de la suma de muchas cosas y ensayos previos a él. La primera intención de conjugarlo todo en una novela surge de la necesidad de escribir una ficción inspirada en diferentes verdades, y que quedaban contenidas entrelíneas en mis novelas anteriores, sobre todo en <>, es por eso que elijo el mismo escenario y creo una serie de paralelismos entre ambos libros, consciente de la complementación del uno con el otro, pero con la distancia suficiente entre ellos para que sean relatos independientes y autónomos, sucesos que simplemente pasaron en el mismo lugar, y puede que hasta pasaran a la vez.

 

P: ¿Cuáles son los hechos reales que aparecen en el libro? 

R: Se me hace difícil responder a esta pregunta, y quizá deba consultar a un abogado antes de hacerlo. El trasfondo es real, y el contexto social del tiempo que explica también. Por otro lado, la novela teje unos desencadenantes sobre una trama que recrea una serie de sucesos de los que algunos sí tuvieron lugar en un espacio de tiempo más amplio, y que yo aglutino en uno mucho más breve agregando la dosis de ficción necesaria para poder cuadrarlos, y dando pie en la mezcla a una deformación de lo que es cierto y lo que no, algo que creí necesario sobre todo porque parte de los hechos, los más graves, no los puedo demostrar. Los personajes están construidos a partir de la suma de varias personas reales, aunque también deformadas como los sucesos, e igual que sus vidas, conductas y circunstancias, por lo que técnicamente no existieron. Sí existieron otros que se les parecen o que hicieron cosas parecidas. Lo que más realidad acumula son las ausencias.

*Foto cortesía de Laura Muñoz

 

P: ¿Por qué dices que este es el protagonista que más se parece a ti? 

R: Puede que no sea así, y que en realidad sea el protagonista al que más me gustaría parecerme. Creo que al recaudo de la demencia que aparenta sufrir hay una persona muy lúcida e inteligente, mucho más que yo. Suscribo su moralidad dudosa, y su compromiso artístico. También envidio su vida despreocupada.

 

P: La noche sin memoria es un libro complejo a nivel narrativo, con tres planos temporales e infinidad de personajes que van tejiéndose en un hilo conductor que es la desaparición de dos personas. 

R: La propuesta estructural la he tenido muy clara desde que me planteo escribir esta historia. Quería un narrador que diera cuenta de unos hechos acaecidos en un pasado lejano, y que lo hiciera a través una investigación que tiene lugar en un pasado próximo, y cuyo resultado es la novela que leemos y que se nos transmite desde el presente. No es nada que no haya hecho alguien antes. Las desapariciones en sí tampoco son lo que importa sino las circunstancias que las rodean. Y lo mismo pasa con la investigación, el libro no va de eso, no va de cómo se resuelve o se concluye lo que hicieron. Va de lo que hicieron en sí, y por encima de ello de lo que pasaba mientras lo hacían. No es un policial. Yo me siento cómodo con la etiqueta de novela negra, no reniego del género, pero ninguna de mis novelas es policial, son todas negras.

 

P: El contexto, una población pesquera próxima a la gran ciudad, se convierte en un protagonista más que se relaciona con los personajes, los influye, los determina y que se repite además en otras novelas tuyas. 

R: Creo que todas mis novelas se desarrollan, o tratan de hacerlo, en contextos capaces de ser universales, quiero decir que el escenario obliga a que sean, en este caso, Cambrils y Tarragona, por ejemplo, y la funcionabilidad ambiental debe antojarse acorde a esos lugares, pero en otra localización con otros factores ambientales, la historia sería exactamente la misma; y también creo que eso se consigue mediante la estereotipación de los personajes y de sus relaciones, y que no se debe confundir con los clichés, de los que hay que huir sin dudarlo. A mí me resulta más práctico focalizar el relato en un entorno que conozco bien, del que entiendo sus roles sociales, su paisaje y sus contrastes, y en el que puedo insertar esos estereotipos otorgándoles elementos que los hagan únicos dentro de esa novela concreta. Las ciudades nos envuelven, nos arraigan y creamos vínculos con ellas, por supuesto, con sus calles, sus vecinos, sus bares y otras rutinas. Pero la verdad es que todas las ciudades, cada una con su excepcionalidad y del mismo modo que sucede con las personas, se parecen bastante entre sí.

 

P: Y no podía faltar la crítica social que tiñe también la novela. 

R: Sí. La denuncia, en ese aspecto y en esa expresión, quiero pensar que también se encuentra en toda mi narrativa. En relación con lo que hablábamos antes, me interesa la vertiente más social del género negro en su versión más realista, y por lo tanto cruda y dañina al explicar ciertos escenarios, determinadas circunstancias, egos, miedos, conductas, sexualidades, violencias… Tampoco me molesta esa etiqueta, la de social.

 

P: Esta es tu cuarta novela. Pero antes habías escrito poesía. ¿Cómo se pasa de la poesía a la novela negra? 

R: Bueno, no creo en absoluto que sea incompatible, todavía escribo algún poema, muy de vez en cuando. Puede que cuando tenga un volumen con un número de ellos que sean mínimamente publicables volveré a mostrar mi faceta poética. Al título le tengo mucho respeto, he conocido pocos poetas de verdad, muy pocos. Del poemario que comentas hace casi dieciséis años, y se trata de una compilación de treinta textos de los que muy pocos, puede que ninguno, llegue a la categoría de poema. Pero del que guardo un recuerdo muy dulce, y que sé que fue el principio de algo.

 

P: ¿Como te definirías como escritor? 

R: No es justo que me defina yo, me podría demasiadas medallas. Prefiero que lo hagan aquellos que me leen y que, en mayor o menor medida, les gusta o valoran lo que hago. Por lo general suelo decir que solo soy novelista, con eso me basta.

 

P: En los últimos años te has convertido en un autor revelación del género. ¿Cómo ves la salud de la novela negra en nuestro país? 

R: A ver si me revelo por completo. Sigo aprendiendo. Sigo escribiendo. Es muy bonito que se hable y se destaque el trabajo de uno. Espero seguir siéndolo.

El género negro pasa por un momento de auge que ya dura unos años y que ha encontrado muchos escaparates en los diferentes festivales y jornadas que se celebran en decenas de ciudades a lo largo y ancho del Estado, en las que no solo se promocionan libros, sino que se dan conferencias, tertulias, ciclos, talleres. Ahora las librerías tienen su sección, en paralelo surgen clubes de lectura especializados, programas de radio, premios, congresos, se publican ensayos, y todo eso es muy positivo. Sí es cierto que hay quien se queja de una sobrepublicación, y en consecuencia una sobreproducción, además de cierto abuso de la etiqueta. Pero ni siquiera eso es negativo, ante la idea de despuntar de la masa hay novelistas produciendo cosas muy interesantes, y sobre todo innovando en registros que se alejan de lo clásico y lo usual, y que por fortuna reinventan el género.





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